sábado, 8 de noviembre de 2025

Mi jardín se hizo testamento

 Oí hace poco de un jardinero la siguiente frase: el jardín es espejo de quien lo cuida, se muere el cuidador y se transforma en Naturaleza. 

Y finalmente lo que siempre me pedía mi abuela: que escribiera y publicara un libro. Seleccioné pocas partes de este blog y lo hice libro, sencillo, pero como un recuerdo para mis niños 

Desde el Alma.  Mis blogs nacieron como testimonio y herencia. No llevan nombre propio porque quise dejar la voz libre de etiquetas, anónima y abierta al viento como hoja que viaja sin dueño. Sin embargo, allí quedaron escritos mis pensamientos, mis emociones, mis búsquedas por años. Al principio los levanté para mí, como un cuaderno íntimo; con el tiempo descubrí que algunas personas me seguían. Ese hallazgo me sorprendió y me recordó que, aunque se escriba en silencio, las palabras siempre encuentran oídos abiertos a escuchar.

Cuando creé este blog, mi intención era que me sirviera como un diario de vida, un espacio donde pudiera expresar libremente lo que siento, sin pretender nada. Poco a poco, comenzaron a llegar personas: algunas se quedaron, otras simplemente siguieron su camino. Me he preguntado a menudo qué es lo que buscan quienes llegan hasta aquí. Descubrí, gracias al indicador de estadísticas, que casi el 40% de las visitas provienen de personas que, al buscar la palabra "triste", encuentran mi blog. Esto me reveló que en el mundo existen muchas personas atravesando la tristeza y cargando angustia. Yo también he sentido ese peso, pero elijo no quedarme ahí; sé que es posible salir adelante, y en esa acción reside la verdadera fortaleza. Algunos me siguen desde lejos, de manera anónima, y sé que son familiares, pues en conversaciones suelen surgir temas publicados aquí. Reconozco a una persona de la familia que me sigue públicamente, por su nombre, lo cual agradezco. Sospecho también de alguien que me lee desde el sur; el GPS lo indica, y aunque no sé exactamente qué busca, le doy la bienvenida y le recomiendo, como siempre, ver la película de Lewis—quizá, si está preparado, encontrará ahí la respuesta que busca. Ser consciente de quiénes me siguen me ha hecho sentir cierto pudor espiritual, que a veces pienso debería encausar en otro blog, ya que la idea no es exponer abiertamente lo que siento, sobre todo si saben quién soy. Sin embargo, continuaré escribiendo, aunque ahora quizá con una pequeña barra al frente.

Escribí también para que mis hijos, cuando quieran, encuentren en estas páginas un reflejo de su madre: una mujer que fue como cualquier mamá, jardinera, poeta, soñadora. Una habitante de un mundo todavía en construcción, que dio gracias por lo sencillo y buscó lo trascendente en cada amanecer. La poesía me acompañó como un río, trayendo metáforas de la naturaleza, intuiciones espirituales, caricias de

mi Dios. Escribí porque no quise que mis pensamientos se extinguieran conmigo. Aquí quedan, para que se acuerden de mí a través de ellos. Esta es su herencia.

María Isabel Egaña Bacarreza 

PD: Y aproveché de certificarlo, La Municipalidad le entregó la categoría de ecológico, lo que además es un aporte material a nuestro entorno