He visto muchas revistas de jardinería y pocas de ellas contemplan un espacio para nuestros hijos. Hace dos años decidimos con mi marido comprarles para la Navidad una pequeña casita de madera, pues en general los regalos hoy en día o son de muy mala calidad y les duran pocos días, o quedan botados en algún lugar recóndito de la casa
La sorpresa de ellos fue enorme al descubrir en día de Navidad " su casa" instalada en el jardín. Hasta el día de hoy es su refugio y juegan en ella todos los días.
El de la foto es " Rufus" , el duende que cuida las flores y el jardín por las noches del " enemigo", el gato. El hace rondas con el fin de espantarlo para que no dañe las plantas dejando " su huella" .
También les compramos un "timbre", su campana, la cual gracias a Dios ya no suena pues la bolilla que colgaba para su funcionamiento, saltó un día de tanto tocarla.
Ese año cuando nos fuimos de vacaciones en la playa, los niños al oir a lo lejos las campanas de la Iglesia ese día domingo , me dijieron : " Mamá, Rufus está tocando nuestra campana para decirnos que el jardín está bien , escucha mamá "
Es un gusto ver cómo desarrollan su imaginación a través de los juegos y cómo cuidan además las flores de sus jardineras
Nuestro jardín fuera de ser un espacio para la contemplación , debe incluir un espacio para nuestra imaginación
