sábado, 25 de septiembre de 2010

historia de un pequeño cuadro


Los cuadros que tenemos en nuestras casa en general o son pintados por nuestra abuela materna o tienen algún valor en el mercado, pero hay uno que excepciona la regla general ...
En un rincón de la casa de mi madre hay un pequeño cuadro pintado sobre un trozo de madera, cuyo marco comercialmente es más valioso que el mismo cuadro.
Ese cuadro se lo regaló a mi mamá mi abuela paterna .
Esa abuela tuvo 13 hijos y nació en el año mil ochocientos y tantos.
Al regalárselo a mi madre hace muchos años, le comentó que Fray Andresito, luego de haber estado en su casa cuando joven , se lo obsequió a la familia en agradecimiento a la ayuda entregada.
El cuadro (recuerdo) cuando yo lo vi, tenía una figura que no era posible determinar por la suciedad.
Mi madre se atrevío un día y con cuidado a limpiarlo ; luego de ello " sacó a la luz" una hermosa imágen : la Virgen contemplado al Jesús recién nacido .
El manto de la Virgen cubre al niño para protegerlo del frío que hace en el establo.
La sencillez de ese cuadro y la actitud de la Virgen hace que ese cuadro sea atrayente para quién lo observe; luego de contar la historia de cómo llegó a la familia , la persona se sorprende aún más.
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Fray Andrés García Acosta (FRAY ANDRESITO)(1800-1853) Fray Andresito nació un 10 de enero de 1800 en Ampuyenta, Fuerteventura, pequeña isla de las Canarias, España y fue bautizado el 18 del mismo mes con el nombre de Andrés Antonio María de los Dolores. Hijo de una familia cristiana, queda huérfano de padre cuando apenas tenía cinco años, quedando junto a su madre y tres hermanos. Al tiempo la madre se vuelve a casar. En su adolescencia, Andrés, se desempeñó, junto a otros jóvenes del lugar, como pastor de cabras.A los 32 años, fallecidos sus padres emigró a América estableciéndose en la ciudad de Montevideo, donde trabajó como labrador, comerciante y enfermero. En Montevideo conoció a quién sería su amigo y director espiritual, Fr. Felipe Echenagusia e ingresó al convento franciscano San Bernardino como Laico Terciario, prestando servicios de portero y recolector de limosnas.Cuando en 1838 el Gobierno uruguayo expulsó a los franciscanos del convento, Andrés y su amigo Felipe partieron con destino a la Recoleta Franciscana de Santiago de Chile. En este Convento, trabaja como ayudante de cocina hasta que fue requerido para ejercer el oficio de limosnero. El hermano Andrés comienza su acción de caridad por los distintos sectores de Santiago, llevando consuelo y ayuda a los más necesitados. Fue acogido con afecto y amistad en todos los sectores sociales, lo que le valió ser llamado, cariñosamente, Fray Andresito. No descansaba en el ejercicio del amor, en el convento repartió alimentos a los pobres, reunió a los niños para la catequesis, congregó a los obreros. Se nutrió del Señor participando diariamente de la Santa Eucaristía y acercándose con frecuencia a la confesión.Su vida de oración fue intensa y practicó el amor a la Santísima Virgen María, San Francisco y el Vía Crucis. Los valores de la fe, esperanza y caridad fueron el horizonte de su vida. Su amor a la Madre Iglesia y a sus Pastores guiaron su conducta; se preocupó por las vocaciones sacerdotales y religiosas, de restaurar con sus limosnas el templo y buscar lo necesario para una digna celebración de la Eucaristía. ¡Alabado sea Dios! fue la expresión más frecuente escuchada de sus labios. El 14 de enero de 1853 partió a la casa del Padre. La noticia de su muerte impactó a la población, acudiendo a su funeral desde los más diversos lugares. Su modelo de seguimiento a Cristo al modo de Francisco de Asís ha permanecido en el tiempo invitando a vivir sencillamente la Palabra de Dios y a seguir el camino de la santidad.(Fuente: Iglesia.cl: http://www.iglesia.cl/especiales/testigos/siervos.html)

1 comentario:

  1. No será de mucho valor artístico, pero que fuera la retribución de un hombre santo a una benefactora le da un valor inconmensurable.

    Linda historia.

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