domingo, 11 de abril de 2010

los muertos también lloran



Divagando ...........

“ Nadie sabe que los muertos también lloran
yo los he visto llorar
lloran por quienes no lloran su partida
lloran por quienes no quieren llorar “
María Egaña

A medida que uno crece , cada vez es más frecuente tener que ir a funerales y a acompañar a los deudos al cementerio.
Generalmente el las misas de funerales termino llorando aún cuando el muerto no sea mi conocido,me causa tristeza ( soy muy sensible y creo que esa es una tremenda debilidad ) pues es como si la pena cruzara todo mi ser y me envolviera … y en esa sensación pienso si hubiera sido mi hijo o mi marido cómo es que me podría sostener en la misa .
También pienso que en vez de ese muerto fuera yo quien estuviera ahí frente al Señor … miraría quizás ( los muertos también miran, oyen y observan como en “ La amortajada” de María Luisa Bombal) a quienes me han querido y sentiría quizás una gran pena de tener que partir , de dejar, de abandonar .
Qué difícil es abandonar a quienes queremos … En nuestra vida todos tenemos el secreto anhelo de no cortar “ el hilo de plata” con nuestros seres queridos, aún después de la última partida
Pero quién sabe ; sólo Jesús y Lázaro han vuelto de la muerte.
Pero a quienes hemos amado, ese amor (por definición) no tendría que acabarse , quizás sólo haya de trasformarse.

Tantos seres, tantas preocupaciones y pequeños estorbos físicos se interponían siempre entre ella y el secreto de una noche. Ahora, en cambio, no la turba ningún pensamiento inoportuno. Han trazado el círculo de silencio a su alrededor, y se ha detenido el latir de esa invisible arteria que golpea con frecuencia tan rudamente la sien” ( María Luisa Bombal)


Quien se muere se funde en un abrazo sempiterno con el mundo que lo rodea , pues el cuerpo ha sido siempre parte del mundo “ polvo eres, en polvo te convertirás”

<¡Qué bien están los muertos,
ya sin calor ni frío,
ya sin tedio ni hastío!

Por la tierra cubiertos,
en su caja extendidos,
blandamente dormidos...

¡Qué bien están los muertos
con las manos cruzadas,
con las bocas cerradas!

¡Con los ojos abiertos,
para ver el arcano
que yo persigo en vano!

¡Qué bien estás, mi amor,
ya por siempre exceptuada
de la vejez odiada,

del verdugo dolor...;
inmortalmente joven,
dejando que te troven

su trova cotidiana
los pájaros poetas
que moran en las quietas

tumbas, y en la mañana,
donde la Muerte anida,
saludan a la vida!
Amado Nervo ( Amada Inmóvil)



Pero los muertos sufren una segunda muerte

>…” En la oscuridad de la cripta , tuvo la impresión de que podía al fin moverse. Y hubiera podido, en efecto, empujar la tapa del ataúd, levantarse y volver derecha y fría por los caminos, hasta el umbral de su casa. Pero, nacidas de su cuerpo, sentía una infinidad de raíces hundirse y esparcirse en la tierra , como una pujante telaraña por la que subía temblando, hasta ella , la constante palpitación del universo. Y ya no deseaba sino quedarse crucificada a la tierra , sufriendo y gozando en su carne el ir y venir de lejanas, muy lejanas mareas ; sintiendo crecer la hierba, emerger islas nuevas y abrirse, en otro continente la flor ignorada que no vive sino un día de eclipse ….. No tentó a la amortajada el menor deseo de incorporarse. Sola, podría al fin, descansar, morir.
Había sufrido la muerte de los vivos. Ahora anhelaba la inmersión total, la segunda muerte: la muerte de los muertos” ( María Luisa Bombal)

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