sábado, 17 de abril de 2010

Temporada de picaflores






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Romualdo, el picaflor


Antes de casarnos pudimos con mi marido comprar una pequeña casa, a una cuadra de la de mi madre y a unas cuántas de mi suegra. Después de una larga remodelación y de vuelta de la luna de miel, nos fuimos a vivir en ella. El jardín era verde, totalmente verde : sin ninguna flor. Decidí cambiarlo y ponerle un poco más de vida , pues los colores atraen a los insectos y pájaros.

Una mañana de frío otoño sentí el piar de los picaflores ….. era tiempo de que volvieran a la ciudad pues los de esta zona emigran …. Romualdo bautizamos a uno que era quien se había adueñado del abutilón que daba cerca de una de las ventanas. Romualdo muchas veces estaba más pendiente de defender el territorio que de nosotros, tanto así que muchas veces si hubiera querido lo hubiera podido coger con mis manos. Era tanta la confianza que vigilaba su arbusto escondido en una de las esquinas de la reja de una de las ventanas. Ahí también aprovechaba de dormitar.

Nos cambiamos de casa al llegar los niños y tuvimos la suerte de comprar la casa de mi madre, en donde vivimos gran parte de nuestra infancia. El jardín se remodeló para darle espacio a los niños para que jugaran y dejamos los árboles que atraían a los picaflores. Ese otoño llegaron al jardín tres dueños apoderándose uno de cada uno de los árboles y arbusto de su elección.
Aprovechamos de comprarles un bebedero con el fin de que contaran con alimento que es escaso en el invierno.
Llegamos a contar al menos 10 picaflores distintos y al visitante más asiduo lo llamamos también Romualdo.
A pesar de los gritos de emoción de los niños al sentirlos revoloteando encima de sus cabezas, ellos pasaban casi rozándolos sin que se asustaran. De alguna manera sabían que en este jardín no había nada, salvo los gatos foráneos, que los pudieran dañar. Es mágico ver cómo se alimentan suspendidos en el aire .
A la hora de almuerzo en uno de los fines de semana entrado el invierno, sentimos que nos observaban ... miramos hacia el ventanal y había un picaflor posado en el hibiscus seriacus muy concentrado observando el comedor, era tanta su curiosidad que no se había dado cuenta que el gato se encontraba a poca distancia y asechándolo ... los niños le gritaron ... "Cuidado con el gato" .... y salió volando ... con los gritos se terminó asustando más el gato que nuestro picaflor.

Estamos a principios de otoño y comienza la temporada de picaflores …. Vi ayer uno en el jardín posado sobre una rama del limonero, pero se fue volando con mucha rapidez . En honor a "Romualdo I" lo volveremos a llamar así para que los niños tengan otro de los lindos recuerdos de su jardín

En Chile tenemos varias especies y entre ellas la más grande (Patagona gigas)

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